Para el otoño-invierno 2024, Maximilian Davis explora la década de 1920 a través de su perspectiva claramente definida, destilándola hasta la esencia de sus identidades liberadas. Dobladillos elevados y tejidos fluidos, cinturas caídas y cortes relajados, los códigos visuales de una época de emancipación se reducen y se refinan para una colección que refleja la autoexpresión de los años veinte, a ambos lados del siglo. "Los años veinte utilizaban la ropa como una forma de celebrar la libertad", explica Davis. "Y esa expresión de libertad es algo que resuena conmigo, con mi herencia y con Ferragamo".
En sastrería, las solapas afiladas y esculturales connotan un espíritu surrealista, sus proporciones distorsionadas, el efecto de su forma se hace eco del retrato rayográfico. Las capas de manta -un elemento básico en el archivo de Ferragamo- se emplean como formas de protección. "En los años veinte, como respuesta al mundo que les rodeaba, la gente creó sus propios espacios a través de los bares clandestinos", explica Davis. "Ocultaban lo que llevaban puesto hasta que estaban a salvo".
La protección se convierte en un tema perdurable. Los uniformes de la época y la ropa de trabajo utilitaria de los pescadores -sus vadeadores hasta los muslos, sus prendas exteriores de cuero- ofrecen una inspiración formativa, y se manifiestan en un contrapunto de drapeados fluidos. Sus formas se suavizan con sus tejidos -lana mezclada con cachemira para una lujosa comodidad; pieles sin forro para una delicadeza relajada-, al tiempo que imbuyen a la colección de un deseo fetichista.
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