Demna Gvasalia repite fórmula (sin sustancia) para el desfile de Balenciaga en París


Con una magistral narración de Isabelle Huppert, el desfile de Balenciaga en París fue una oda al exceso y al narcimismo de la estética impuesta en la marca por parte de su director creativo Demna Gvasalia.

A falta de ideas nuevas o de una nueva dirección que Demna pudo tomar después del escándalo que tambaleó a la casa (y a todo grupo Kering), este desfile parece una lista conocida de puntos clave que, sin esfuerzo, logra cumplir con el ADN que le conocemos: ¿Jerseys desgastados, chaquetas gigantes, hombros exagerados? 



Si, los hay, existen desde aquella colección debut en la que su visión disruptora llamó la atención del mundo, pero que ahora la pierde por regresar a la misma fórmula de siempre: sudaderas con capucha, zapatillas deportivas que parecen parte de un disfraz y el mismo abrigo largo que, temporada tras temporada se deja ver en pasarela, son elementos con los que esta casa ha sufrido la peor de sus desgracias desde el fallecimiento del mismo Cristóbal.





Imágenes | Cortesía | IMAXTREE



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