La silueta de las propuestas sartoriales de Alexander McQueen nunca se había visto tan dramática como ahora, y es que, con volumen y referencias arquitectónicas, Sarah Burton sorprende (una vez más) al transformar el oficio de la sastrería con una propuesta en donde las formas son totales protagonistas de cada una de las prendas.
Con el color negro como punto de partida, las prendas de abrigo se transforman con un sofisticado grado de dramatismo y exageración, tomando como puntos focales los hombros estructurados de americanas y abrigos que dan paso a la transformación del clásico smokin, que suma tapetas de bolsillos en la parte trasera para un toque por demás novedoso.
Entrando en terrenos de color, es el tono amarillo el que predomina en esta propuesta, al verse en looks totales de pies a cabeza con trajes a dos piezas y una camisa de aires workwear que presagia las aplicaciones florales de un top sin mangas y los motivos urbanos de las piezas más llamativas de la colección: trenches, parkas y capas que sobrepasan la dosis de arte ideal para un look impresionante.
Imágenes | Cortesía | Alexander McQueen