La sensación, para los que siguen el fútbol pero también para los que no les interesa, es que Ibra siempre ha existido. Y si el parámetro para medir el tiempo es la contemporaneidad, la afirmación ni siquiera está tan lejos de la realidad. Veinte años de dominación, fútbol, medios, popular. De 2001 a 2021: Ajax, Juventus, Inter, Barcelona, Milán, Paris Saint Germain, Manchester United, Los Ángeles Galaxy, Milán de nuevo. Siempre central, siempre relevante, siempre discutido en el sentido de no dejar nunca indiferente, siempre imitado, siempre tomado como punto de referencia. En el medio, tres o cuatro generaciones de aficionados unidos por el encanto nada discreto de su autenticidad. Si a esto le sumamos que Ibra no forma parte de la categoría de campeones obsesionados con el campo y la perfección ni de la de hombres irregulares besados por el Señor, sino que básicamente es un poco de ambos, aquí somos fáciles, fáciles de llegar a Timeless Ibra, un icono sin tiempo.
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