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Fiel a su lema, «Innovators by tradition», Tissot siempre ha propuesto diseños que reflejen su tiempo. A finales de los años sesenta, los relojes se atreven con nuevas formas. Tissot se suma a esta revolución con versiones pop, psicodélicas, coloridas y oversize que rompen con el conformismo de las décadas anteriores. Siguiendo esta tendencia, la marca presenta, a finales de los setenta, una serie de relojes con pulsera integrada equipados con los recientes movimientos de cuarzo, del que nace el PRX 40 205, una reinvención total que gustará a los amantes de la relojería.
Las líneas de la caja continúan en la pulsera sin las tradicionales astas. Los eslabones grandes se suceden y ocupan todo el ancho de la pulsera. Su movilidad y su flexibilidad constituyen todo un logro en ergonomía, mientras el diseño garantiza un ajuste excelente. El satinado de las caras exteriores está tan cuidado como el pulido de las caras interiores. El primero aporta un efecto mate masculino y, el segundo, suavidad al contacto con la piel. El resultado final es sumamente favorecedor, agradable al tacto y cómodo para su dueño.
Las agujas luminiscentes de los PRX 40 205 se montan una sobre otra siguiendo un escalonamiento ultracompacto. De esta manera, se puede acercar la esfera al cristal y crear un efecto óptico. Gracias a esta proeza de los diseñadores de Tissot, la caja parece más fina de lo que es en realidad.
Imágenes | Cortesía
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