De entre todo el rodaje de la película De Gaulle, el actor que le encarna, el francés Lambert Wilson (Neuilly-sur-Seine, 1958) es el único que lo conoció en realidad. Fugazmente, de niño, cuando por ser uno de los buenos de la clase fue elegido para visitar el palacio del Elíseo y ver, junto al matrimonio De Gaulle –Charles e Yvonne–, el árbol de Navidad allí instalado. Lo cuenta Wilson estos días, a modo de anécdota, al ser preguntado sobre la responsabilidad de interpretar a un personaje tan popular en este film dirigido por Gabriel Le Bomin –estrenado el pasado 20 de noviembre–, que relata un mes crucial en la vida del general, aquel a mediados de 1940 en el que su antiguo jefe, el mariscal Pétain, al frente del Gobierno francés, preparaba la rendición ante las tropas nazis. Contrario al armisticio, De Gaulle se exilia a Londres, donde el 18 de junio, en un histórico discurso a través de la BBC, exhorta a los franceses a resistir al invasor, un día antes de reencontrarse por fin con su mujer y sus tres hijos, cuyas peripecias en la huida acompañan el relato. Hasta ahí los hechos que narra la película, pero ese De Gaulle clandestino, privado de la nacionalidad, degradado y condenado a muerte por el Gobierno de su país se convertiría así en la cabeza visible de la Francia libre y, tras varios años alejado de la política, sería reclamado años después, en un 1958 convulso en su país, para acabar fundando y protagonizando la V República.
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