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El amor es universal. Pero aunque muchos saben que esto es cierto, las relaciones homosexuales se han quedado en la sombra y se han ocultado al público. En el siglo XXI, uno pensaría que la gente sería más comunicativa con la sexualidad, pero ese no es necesariamente el caso. A pesar de las historias inspiradoras que se han contado y vuelto a contar, el acto de salir del armario todavía puede estar envuelto en miedo, aprensión y pavor. Sin embargo, aquí hay una historia que celebra el amor y la inclusión, un brillante rayo de esperanza para quienes aún dudan. Tim Yap y Javi Martínez llevan casados casi tres años. Si bien muchos de sus amigos defienden su relación, su unión no estuvo exenta de desafíos, algunos de los cuales comenzaron con el descubrimiento de quiénes son. En 2020, ser homosexual sigue siendo un delito en muchos países; y así, si bien la sexualidad es una experiencia universal, todavía se considera generalmente un tabú. Martínez entiende esto muy bien. España, donde creció, todavía era bastante conservadora a finales de los noventa. El descubrimiento gradual de su propia sexualidad le llegó en un momento que describe como colorido. “Estaba haciendo teatro y terminé conociendo a todos estos niños diferentes de diferentes ciudades. Empecé a entender que lo que sentía no era diferente, que había más personas como yo”, dice. Cuenta el día en que se lo dijo a su madre. Entonces tenía 16 años. Mientras paseaban por la Plaza de Toros, su madre se volvió hacia él y le preguntó si le gustaban los hombres. "No sé por qué preguntó eso, de dónde vino. Yo era muy joven Estaba pensando: "¿Le digo que sí para evitar esconder las cosas por más tiempo?", Quiero decir, me lo está preguntando, es una gran oportunidad. Entonces le dije: 'Sí'".
“Cuando leíamos nuestros votos y cuando el oficiante nos bendecía, podía sentir la presencia de Dios. Podía sentir el amor. Eso es realmente todo lo que necesitas en una unión"
