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Son poco más de las 8 p.m. en Los Ángeles cuando la voz de Kevin Parker llega a través de la línea. En Perth, Australia, desde donde está llamando, ya es mediodía al día siguiente. Su voz es decididamente más barítona que el falsete que ha cantado junto con los cuatro álbumes que lanzó bajo el apodo de Tame Impala, incluido su último: The Slow Rush. Trato de imaginarme desde dónde llama Parker y no puedo evitar ubicarlo en Wave House en Yallingup, un oasis de madera destartalado con magníficas vistas del océano Índico donde grabó Currents, el álbum clásico instantáneo lanzado en 2015. Sé cómo se ve esta casa en un video subido al canal de YouTube de Tame Impala en 2017, que ha acumulado más de un millón de visitas y más de 1,500 comentarios, algunos de los cuales elogian a la hermosa casa, pero en su mayoría alaban al propio Parker. El video es una ventana al proceso creativo de uno de los músicos vivos más intrigantes que, salvo por algunos elementos en sus primeros álbumes, ha escrito y grabado cada detalle en la discografía de Tame Impala. Aquí es donde continúo imaginándolo mientras intercambiamos bromas antes de hablar sobre su trabajo más reciente (ofrezco mis condolencias por los incendios en Australia, lo cual me agradece por dejar que Perth, donde reside, está bien. "Lo siento también", dice. En una especie de oscura coincidencia, Parker grabó elementos del nuevo álbum en Malibú, hasta que los incendios de California de 2018 incendiaron la casa donde estaba trabajando, lo que lo obligó a mudarse.
"En términos de poder conectarme con el mundo, todavía siento que la música es mi única forma de hacerlo".
