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El actor de la Liga de la Justicia, Ezra Miller, yuxtapone el estrellato con el enigma y los pronunciamientos vertiginosos de un oráculo moderno. La cabeza de zra Miller está inclinada mientras enrollan el porro del desayuno. Cuando el actor, que usa pronombres para ser identificado en cualquier categoría, se da vuelta, sus largos mechones de cabello giran para revelar tres puntos debajo de sus ojos, dibujados en un delineador de ojos de color vino. "Tiempos extraños", dicen como un saludo, y se levantan para abrazarme. "Tres puntos pueden significar muchas cosas", dice Miller sobre su maquillaje, sentado en un taburete en el mostrador de la cocina de una suite en el hotel Palihouse de West Hollywood. "Tres en un avión, la agencia, The Third Man, el tercer bailarín de polca similar al tercer lunar". No estoy seguro de qué significa exactamente todo, pero suena genial, así que asiento con la cabeza al ritmo del riff de Miller. Las habitaciones de Miller en el Palihouse están vacías, casi frías. Su publicista se escabulle, en algún lugar fuera de la pantalla, pero aún en proximidad acústica. No está claro por qué: Miller es una de las celebridades más francas de los últimos tiempos, y no parece que un publicista lo vaya a silenciar. Es tan tranquilo como un spa, con una bonita vista de West Hollywood desde el piso superior, lejos del bullicio de la calle.
"Si hay un binario a tener en cuenta, es la elección entre el dolor y la desconexión en esta vida. Estás aquí para sufrir. Si intentas evitar esa realidad, la agravarás"
"Soy clandestino. La gente no me entiende. No pretendo que lo hagan, ¿verdad? Quiero cierta confusión y me siento cómodo compartiendo eso".
