Sean Suen alternaba entre estructura y fluidez. Ofreció trajes a medida de satén con brillo extra, que contrastaban con chaquetas y trenches de gamuza livianos. Los ricos abrigos de jacquard de lana bien tejidos venían en beige con un toque de pasteles y una infusión de Lurex, mientras que las chaquetas se tejían con un hilo teñido para un efecto tie-dye. Basándose en su formación artística, el diseñador aplicó su obra de arte bidimensional en la ropa: una cara abstracta impresa en una camisa blanca o líneas hinchadas bordadas en prendas de vestir exteriores.
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