Vincent Cassel para GQ México por Joseph Degbadjo

Vincent Cassel tiene una confesión que hacer: si pudiera, se pasaría la vida descalzo. “Me encantaría, estaría siempre en la playa y sólo tomaría un avión cuando tuviera que ir a trabajar. Pero, por desgracia, no es así como funciona. Lo he intentado, pero las responsabilidades de la vida te arrastran a la ciudad y a los zapatos”. No hace falta hilar muy fino para relacionar esta metáfora con el hecho de que, a sus 52 años, el actor acaba de instalarse de nuevo en su París natal después de vivir un lustro en Brasil, un país que primero le atrajo “por la música y la poesía”, pero del que le acabó enamorando la gente: “Hay algo ahí que todavía no he encontrado en ningún otro lugar y creo que tiene que ver con la actitud de los brasileños hacia la vida”. Los lazos familiares (Cassel tiene dos hijas, de 14 y 8 años, con su exmujer, la actriz italiana Monica Bellucci) tiraban con fuerza de él hacia Europa, y los proyectos profesionales también se le estaban amontonando. El último en llegar a las salas de cine, El emperador de París, es un filme con vocación —y presupuesto— de superproducción en el que interpreta a Eugène-François Vidocq, un exdelincuente que acabó comandando la policía nacional francesa. “Aquí es una especie de héroe (o antihéroe) nacional; alguien que vino de la nada y encontró la manera de reinventarse”, explica. Además, recién terminó el rodaje de Hors Normes, la nueva película de Éric Toledano



“AL PÚBLICO TODAVÍA LE GUSTA SOÑAR CON LA GENTE QUE VE EN PANTALLA”


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