Andersen trajo un frío de Copenhague a su colección, que se desarrolló en el vasto patio al aire libre de Broadgate Plaza, cerca de la estación de Liverpool Street. Sin duda, vino preparada, colocando pequeños calentadores de guantes desechables en cada silla para los invitados y enviando una línea de tejidos acogedores y abrigos de piel gruesos, además de un montón de telas a rayas y estampados pintados a mano. La diseñadora dijo que quería fusionar la idea de la moda urbana con la confección clásica y la piel de lujo, ya que las líneas entre la pasarela y la calle se han desdibujado. Trabajó la tela a rayas de carbón vegetal en trajes de estilo karate, puffers y pantalones de chándal sellados con cinta reflectante. Sus largas y llamativas capas de rayas tenían una sensación de gángster. Esa combinación de formal y deportivo funcionó a la perfección, aunque queda por ver qué banco, despacho de abogados o juez dejará que esos atuendos crucen la puerta.
Imágenes | Cortesía
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