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El primer sueño de Henry Golding era cortar el cabello como si no fuera asunto de nadie. Sus objetivos: "trabajar en Londres, ser un peluquero famoso, muy famoso", dice. "Y eso es lo que hice". A los 16 años, Golding abandonó la escuela para trabajar en un salón, y luego se mudó a Londres para trabajar en el salón de Richard Ward. La transición, como muchas otras cosas para Golding, fue fácil, natural. Entonces, un día, en el hirviente ensueño de la lluvia matutina, le dio otra picazón: mudarse a Kuala Lumpur y comenzar una nueva vida como presentador de programas de televisión. Así que abandonó el salón para irrumpir en la televisión malaya sin ninguna experiencia, armado con un demo que él mismo hizo. En el video, que guarda tímidamente en su teléfono, se ve a un Golding, de 21 años y malhumorado, presenta un espectáculo de viajes falso, recorriendo Brick Lane en Londres. El video es sumamente atractivo, y Golding es claramente natural, pero puede ver solo unos minutos de su yo más joven antes de apagarlo tímidamente. De alguna manera el gambito funcionó, él consiguió el trabajo. La vida de Golding se convirtió en una fantasía peripatética: una breve etapa en ESPN, luego tres años de caminata por las playas, la jungla y las calles de Asia y Nueva Zelanda como anfitrión de viajes para la BBC y el Discovery Channel Asia. Una década más tarde, Golding, de 30 años, abandonaría todo para perseguir otro sueño, el que lo llevó a la portada de GQ por su llegada de Hollywood a Crazy Rich Asians. No fue descubierto por un director de casting, sino por un contador que trabajaba en la oficina de producción de la película en Malasia. Mencionó a Golding al director Jon M. Chu, quien luego buscó a Golding en Google, miró todos sus videos de Instagram y YouTube y se puso en contacto con él a través de un amigo común en Facebook. Golding nunca había actuado antes, al menos no profesionalmente, e incluso tuvo que interrumpir su luna de miel para una audición.
