El actor de Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, la nueva aventura ambientada en el mundo mágico de J. K. Rowling, nos intenta convencer de que la magia existe a lo largo de dos conversaciones acerca de fantasmas eléctricos, París, Alejandro Jodorowski, bebés dinosaurio y la eterna lucha de la luz contra la oscuridad.
“PROMÉTEME QUE, LA PRÓXIMA VEZ
que vayas a Barcelona, vas a bajar a la estación de metro de Plaza Catalunya.
Camina un poco por ella y encontrarás el lugar con mejor acústica de todo el
planeta. Es un espacio grande y vacío al que tienes que ir con alguna persona especial
en tu vida, porque vuestra misión allí es cantar juntos alguna canción de vuestra
infancia. Haz eso y luego intenta convencerme de que la magia no es real. Trata
de hablarme de ciencia y filosofía cuando hayas escuchado tu propia voz en la
estación de metro de Plaza Catalunya”. La
idea era entrevistar a Ezra Miller, joven estrella norteamericana en alza, con
motivo de su papel en- Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, segunda
entrega de la saga de precuelas que J. K. Rowling está escribiendo como
complemento a (y expansión de) su catedralicio ciclo de Harry Potter. Se me
había informado de antemano de que el actor, lejos de entender su vinculación a
la franquicia como un compromiso que lo aleja del pedigrí indie obtenido a
través de trabajos como Tenemos que hablar de Kevin (2011) o Las ventajas de
ser un marginado (2012), es un auténtico fan de este universo de magos, brujas
y criaturas imposibles. Lo que no sabía, lo que no podía saber, era que mi
conversación con Miller se iba a acabar extendiendo a dos noches en las que él
intentaría convencerme de que la magia no está solamente en los libros y las
películas, sino también entre nosotros. A nuestro alrededor, o quizá debajo de
nuestros pies. Junto a las vías de metro.
Tan cerca que casi podemos tocarla. “No puedes negar que nuestras vidas
están rodeadas de peligro y terror”, sentencia. “Necesitamos algo de luz blanca
para encontrar un camino en mitad de las tinieblas”.