Un estatuto minimalista de máxima elegancia forma parte de la colección de invierno de Jil Sander en la semana de la moda de Milán, en donde la sastrería renovada toma un giro de lo más simple adoptando siluetas holgadas y etéreas en clave monocromática, tomando como elemento focal los estampados florales de maxibolsas y abrigos como una forma de romper la monotonía de los colores.
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